La mañana se presentaba fría, pero el radiante sol que comenzaba a iluminar la ciudad invitaba a coger la moto y lanzarse a surcar carreteras llenas de curvas y vacías de tráfico. Y el destino elegido en esta ocasión que cumpliese esas premisas era el embalse de Mequinenza, situado en la localidad del mismo nombre, o también conocido como Mar de Aragón con una longitud de unos 110 km y más de 500 km de costas interiores, de ahí su sobrenombre.
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Embalse desde el embarcadero |
La presa que dio origen a este embalse se construyó en 1955, como resultado de un plan para el aprovechamiento hidroeléctrico del río Ebro, aunque no se embalsó hasta el año 1965 y comenzó a ser eléctricamente aprovechable en 1966.
En la actualidad es muy importante la actividad pesquera deportiva en el embalse, siendo reclamo para numerosos aficionados venidos de toda España e incluso del extranjero. Las especies más apreciadas aquí son el black-bass y el siluro, como especies depredadoras por excelencia y las más pacíficas y prolíficas carpa común y el alburno. Mencionar así mismo la presencia del mejillón cebra que se ha constituido en una verdadera plaga.
Pero no todo son buenas noticias. Este embalse parece ser el responsable de la continua pérdida de terreno por parte del Delta del Ebro, pues los abundantes sedimentos que arrastraba el río se depositaban en el delta y lograban frenar el ímpetu de las aguas marinas. Pero estos sedimentos ahora quedan retenidos por el embalse. Se están llevando a cabo diversos estudios que aporten soluciones a tan grave problema.
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Vista hacia el norte del embalse |
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A los mandos de Nuada |