viernes, 23 de diciembre de 2022

Guantes térmicos Kemimoto (ISSYZONE)

Siempre he creído que una de las mejores inversiones que se pueden hacer en una moto es ponerle los puños calefactables. La sensación de llevar las manos congeladas es muy desagradable y puede afectar incluso a la seguridad si perdemos tacto con el puño del gas. En mi moto llevo los puños calefactables desde hace muchos años, pero ahora que tocaba renovar los guantes de invierno me decidí a probar unos calefactables. La cuestión es ver si pueden ser un buen sustituto de los puños calefactables o simplemente se pueden usar como complemento a estos.

El modelo elegido han sido los guantes calefactables Kemimoto de la marca Issyzone, que por calidad y precio me parecían los que más se ajustaban a lo que buscaba. Entre sus características principales destacan:

- Dos baterías de 2500 mAh (3 niveles de calor)

- Membrana impermeable LiMDry

- Refuerzos en nudillos y palma de la mano

- Limpiador visera casco

- Doble velcro de ajuste

- Refuerzo antideslizante en la palma de la mano


Después de varios meses invernales de uso y un viaje con varias horas de lluvia constante voy a dar mi opinión sobre ellos:

Su calidad de fabricación es muy buena. Son cómodos y muy agradables al tacto con su forro interior que ayuda a mantener el calor. Los he probado bajo diversas condiciones meteorológicas y, desde luego, por encima de 5ºC o 6ºC cumplen con su cometido y las manos se mantienen calientes. Eso si, a máxima potencia, pues si los bajas a potencia media se nota que falta calor. Por debajo de esa temperatura se nota frío en las manos. Por encima de 12-13ºC se pueden llevar sin conectar y las manos van perfectamente calientes y confortables.

En cuanto a la membrana impermeable, durante un viaje de lluvia constante, la primera hora aguantaron bastante bien y las manos se notaban secas. A partir de ese tiempo comienzan a calar y después de dos horas bajo lluvia intensa acabaron completamente calados. Aunque en realidad no sé si hay alguna membrana impermeable que aguante dos horas de lluvia constante. Por tanto en este apartado les doy un notable alto.

Para cargar las baterías trae un cargador con dos terminaciones propias de la marca, es decir, no se pueden cargar mediante USB o cualquier otro adaptador universal. Si salimos de viaje debemos llevar con nosotros el cargador propio de los guantes. En este apartado de las baterías, indicar que al ponernos los guantes con las baterías insertadas, resulta algo molesto en la parte superior de las muñecas. Pero una vez me puse en marcha no volví a acordarme que llevaba las baterías puestas. 

En cuanto a la duración de las mismas, yo siempre las he utilizado a máxima potencia y me han dado una duración de entre 1h 15 minutos y 1h 25 minutos. No dan para más.

El ajuste es muy bueno con doble velcro y la mano queda perfectamente sujeta. El tacto es bueno, sin olvidar que estamos hablando de un guante térmico que siempre será más voluminoso. Tiene buenos detalles como limpiador de visera, preparado para pantallas táctiles, zona antideslizamiento para el puño del gas,...

En resumen, unos guantes que cumplen con su cometido, sin ser la panacea pero que para nuestras escapadas o uso diario pueden dar muy buen uso. Desde luego el complemento ideal son los puños calefactables de la moto, que nos sacarán de cualquier apuro en los días más fríos del invierno.

domingo, 24 de abril de 2022

Visita al Mazinguer Z

Por fin después de mucho tiempo intentando realizar el viaje, pudimos hacer una escapada para visitar la estatua de Mazinguer Z en el Pla de Santa María (provincia de Tarragona) y dejar nuestra pegatina en el metacrilato que han habilitado para ello, dejando así la estatua libre de todo signo que no sea el propio personaje en su enorme grandeza (antes de su arreglo se encontraba embadurnado de pegatinas de cintura para abajo). La plaza ha sido remodelada, ya no se puede entrar con la moto (todo un acierto), la estatua restaurada y pintada y se ha habilitado un bar con terraza donde tomar algo dentro del mismo recinto. También hay parking con sombra donde dejar las motos. La verdad es que ya que este sitio se había convertido en un destino motero con cada vez más auge, era necesario que todo se pusiera a la altura de los cientos de visitas que recibe el recinto cada fin de semana. Y de verdad que han conseguido dejar un sitio la mar de chulo y curioso. Y como somos de ese tipo de moteros que las cosas tenemos que verlas por nosotros mismos para opinar, surgida la acasión no pudimos dejarla pasar y para el Mazinguer que nos fuimos.


Pero empecemos por el principio y por la ruta que habíamos diseñado para ir hasta el Mazinguer. Se puede ir deforma rápida y aburrida por la AP-2, que nos deja a las puertas del destino en poco más de dos horas. Pero no era era eso lo que buscábamos, así que fuimos por la ruta larga: La primera carretera con curvas del día es la que une Caspe con Mequinenza. No por conocida deja de ser una verdadera delicia circular por ella. En Mequineza cruzamos el puente sobre el embalse del mismo nombre y nos adentramos en tierras catalanas. Después de una serie de tramos más o menos aburridos con rectas y varias rotondas, llegamos a la población de La Granadella, puerta de entrada al Parque Natural de la Sierra de Monsant y donde comienza la verdadera diversión.


Atravesamos poblaciones como Ulldemolins o Prades, rodeadas de montañas y barrancos dignos de disfrutar. Las carreteras serpentean con una curva tras otra. El firme, en general, se encuentra en buen estado y la conducción se hace muy agradable. Abundan en esta zona los circuitos para hacer senderismo. Antes de llegar a La Riba, donde saldremos de esta espectacular zona montañosa, paramos a tomar un café en el Refugi el Masets, lugar muy agradable para hacer una parada con un amplio parking para dejar las motos a la vista.

A partir de aquí tomamos la concurrida C-14, efectuando un pequeño desvío por Picamoixons para rodear Valls y tomar la C-37 hasta el Mas de Plata donde encontramos la añorada estatua objetivo de nuestro viaje. Son muchos los moteros que por allí se encontraban. Después de las fotos de rigor y la puesta de la pegatina correspondiente, vuelta a las motos para el segundo objetivo del día.

 

Pasamos por El port de L'Armentera y tomamos dirección sur para ir hasta Montferri, pequeña localidad turística que acoge a una curiosa edificación religiosa, El santuario de la Mare de Deu de Montserrat. Encargado por un jesuita natural de Montferri, se hizo cargo del diseño el arquitecto Josep Maria Jujol, discípulo de Gaudí. Así el 15 de noviembre de 1925 se pone la primera piedra y comienzan las obras de este curioso edificio que contó con la colaboración de todo el pueblo. Se trata de una iglesia modernista muy arriesgada en su construcción, pues tiene una base pequeña y mucha altura. Los detalles artísticos recuerdan mucho a la famosa Sagrada Familia de Gaudí. Existe una pequeña capilla en el exterior donde se venera a la Moreneta.

Santuario de la Mare de Deu de Montserrat

 

Capilla de la Moreneta

Interior del santuario

Dado que ya son cerca de las 2, toca después de la visita al santuario buscar sitio para comer. En el primer intento en Montferri no tenemos suerte, pues el restaurante está completo y solo se puede acceder con reserva. A estas alturas ya somos conscientes de que encontrar sitio para comer no va a ser fácil. Después de varios intentos fallidos con restaurantes cerrados o completos, en nuestro camino de vuelta encontramos un restaurante acogedor y con buena pinta en Alcover, el Xitxarel.lo donde comemos la mar de a gusto. Elegimos el menú del día que por 14€ tiene varios platos donde elegir y muy bien preparados. Algunos de sus platos pertenecen a la comida tradicional catalana.

Después de comer y una pequeña sobremesa comentando las anécdotas del día, volvemos a la carretera para, evitando acercarnos a Reus y todo su intenso tráfico, salir a la N-420 por Les Borges del Camp y retornar a casa.

Buen día de moto, muy grata la compañía y objetivo cumplido presentando nuestros respetos a este gran héroe de nuestra infancia.


 

miércoles, 2 de febrero de 2022

Aeródromo de El Campillo (Serie La Batalla del Ebro)

El aeródromo del Campillo no pertenece en su sentido estricto a la Batalla del Ebro. No al menos en su concepción inicial. Este aeródromo provisional fue construído por las tropas republicanas para servir de apoyo en la cruenta Batalla de Teruel. Una vez que la ciudad de Teruel cayó en manos de las tropas nacionales, éstas tomaron posesión del aeródromo el 15 de marzo de 1938 y lo utilizaron como base de retaguardia en la posterior Batalla del Ebro.

En la actualidad solo se conserva el edificio principal de mando sin techumbre. Está en estado de ruina, aunque se pueden observar perfectamente los impactos de ametralladora en las paredes del edificio.

Por otra parte no queda ni rastro de las pistas de aterrizaje y despegue, aunque una atenta observación permite imaginar donde estaba situada, ya que la vegetación en esta zona es muy escasa. A vista de dron es aún más sencillo delimitar la pista.

Desde este aeródromo, y una vez en manos nacionales, partieron los aviones que bombardearon varias de las poblaciones del Bajo Aragón, incluyendo el devastador bombardeo de Alcañiz el 3 de marzo de 1938.


 
Vista general

Trincheras


Cartel informativo




Agujeros de ametralladora


Vista interior

Vista lateral


Fachada principal