domingo, 20 de diciembre de 2015

Visita a Tronchón, el pueblo del queso y más.

Ya hacía días que tenía ganas de volver a salir un domingo con la moto a disfrutar de las carreteras llenas de curvas que nos rodean y del buen tiempo que nos acompaña en este otoño anormal. Víctor propuso ir hasta el pueblo turolense de Tronchón y allí que nos dirijimos con un sol espléndido y unas temperaturas todavía bajas por la hora.

Salimos de Alcañiz y fuímos hasta Castelserás por la A-1409 para tomar la pista asfaltada de la ermita, que nos lleva hasta Calanda donde salimos directamente a la A-226 que, bordeando el embalse de Calanda, conduce al Mas de las Matas, Abenfigo y Castellote por una carretera de la que no me cansaré nunca de disfrutar de sus vistas espectaculares. Discurre entre pinares, con altas crestas de roca a ambos lados y con un olor a naturaleza que se mete por el casco y te hace pensar lo afortunados que ers por estar ahí.

Desde Castellote nos encaminamos a Bordón, bordeando por su parte derecha el embalse de Santolea. Desde aquí pueden contemplarse unas vistas preciosas del embalse entre curva y curva, con la existencia de dos miradores para detenernos si las prisas no nos agobian. Seguimos aún en la A-226. Las vistas magníficas del embalse dejan paso a la cabecera no tan hermosa, debido a las obras de ampliación. Entre pinares y trazando una curva tras otra llegamos a Bordón, después de haber dejado atrás el pequeño pueblo de las Parras de Castellote.

Después de pasar Bordón entramos en la Comunidad Valenciana y la carrtera se denomina CV-121. Ella nos lleva hasta Olocau del Rey, famoso pueblo por su gran tradición taurina. Aquí nos desviamos a la derecha para encaminarnos al pueblo de Tronchón. A la ida tomamos una pista asfaltada que sale a la derecha después de pasar Olocau y construída para los molinos de viento, pero que en algunos tramos estaba bastante deteriorada, así que la vuelta la hicimos por la habitual TE-8424.

Mirador de Tronchón


En Tronchón paramos a tomar un ligero almuerzo y pasear por sus recoletas calles, visitando la Casa Matilde, donde degustar comida casera y quedar harto para varios días, la plaza, la iglesia, el lavadero recientemente restaurado, el mirador y la fábrica de quesos de Tronchón, donde puede verse el fragmento del Quijote donde Cervantes exaltaba la calidad de este magnífico queso de oveja que aquí se elabora.

Plaza de Tronchón

Torre de la iglesia

Casa Matilde

Mención de Cervantes en el Quijote

Lavadero restaurado
Con la tripa llena y las piernas estiradas, toca volver a la moto y emprender el viaje de vuelta. Ahora si que volvemos a Olocau por la mencionada TE-8424. Desde aquí la CV-120 nos lleva por la Mata de Morella hasta Forcall, donde nos desviamos por la CV-124 y pronto por la CV-14, preciosa carretera con buen firme y llena de curvas que hacen las delicias de muchos motoristas que se acercan hasta estos lares. Atravesamos Ortells, Palanques y Zorita, para a continuación dejar a la izquierda el santuario  de la Virgen de Balma. Entre curvas y densa vegetación entramos de nuevo en la comunidad aragonesa por la A-225 que nos lleva a Aguaviva. Tomamos la A-1409 en vez de la otra alternativa que sería dirigirnos a Mas de las Matas, más corta pero menos interesante. Vamos hasta la Ginebrosa y la Cañada de Verich, donde nos desviamos a la izquierda por la misma A-1409 y entre pinos llegamos a Torrevelilla, donde el firme de la carrtera mejora una barbaridad.

De Torrevelilla a Castelserás ya es un plácido paseo a buena velocidad que permiten tanto la carretera como las largas rectas y con unos kilómetros más, de vuelta a casa y otro agradable día para contar en este blog.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Gran Premio de motoGP de Alcañiz


Un año más llega a Alcañiz la vorágine de las motos con el campeonato del mundo de motoGP. Miles de moteros toman la ciudad y se apropian de sus calles. Y cientos de bares sacan sus barras a las calles para saciar la sed de cerveza del público que abarrota la Avenida de Aragón, la plaza de España y todas las calles aledañas. El olor a gasolina quemada se mezcla con el del caucho quemado de los neumáticos y todo ello aderezado con una música estridente en cada esquina que hace que el ambiente del Gran Premio de motoGP en Alcañiz sea muy especial.

Pero lo más interesante ocurre en el circuito, donde los pilotos más punteros del mundo se juegan en cada curva el mundial de velocidad. Y este año he tenido la suerte de poder ver las carreras desde una posición privilegiada, en el paddock dentro de la zona VIP.

Box de Márquez

Las 2ª motos preparadas




















Manjares de diseño

Gran variedad de platos
No es el mejor sitio para disfrutar de las carreras, pues gran parte de ellas las vi por las pantallas de la sala VIP de Repsol, pero a cambio comimos hasta hartarnos las delicadezas que iban sirviendo los camareros que no paraban de sacar platos. Eso si, de ambiente motero nada de nada. Allí la gente está más preocupada de establecer relaciones comerciales que de quien va primero o si se ha caído el segundo.







En el plano puramente deportivo las carreras estuvieron muy entretenidas, con luchas fraticidas en moto2 y moto3 hasta el final y con una carrera de motoGP como nunca se había visto en Alcañiz, donde en las anteriores carreras (en seco) las Honda mandaban de principio a fin. En moto2 tuvo que iniciarse la carrera por una bandera roja debida a una fea caída sin consecuencias graves. En los vídeos pueden verse diversos momentos de las carreras a su paso por la línea de meta. Esta visión y la de contrameta al lado contrario, eran los únicos tramos de los que podíamos disfrutar en directo. Para ver el resto del circuito había que acudir a las pantallas.



Después de las carreras aún nos quedaba una visita guiada por el paddock donde podemos ver a algunos pilotos de motoGP que se retiran a sus caravanas, los comerciales que comienzan a retirar sus productos y coloridas carpas y todo el circo del mundial que empieza a despedirse de un año más en Alcañiz con un tiempo espléndido y la sensación de tres días de grandes emociones para los aficionados a las motos.

Vista del Paddock

Pol Espargaró en su Motorhome

Acabado un intenso día de motos

domingo, 20 de septiembre de 2015

III Ruta Motera AragónRadio

Va ya por la tercera edición esta exitosa fórmula ideada por AragónRadio de juntar a los moteros en un día de convivencia y buen rollo en el circuito alcañizano de Motorland. Largas filas de moteros salen desde las tres capitales de provincia aragonesa, Huesca, Zaragoza y Teruel, para converger en Alcañiz y disfrutar del buen ambiente y una vuelta al circuito con tu propia moto. En esta ocasión y debido a la afluencia masiva de moteros (la organización sitúa la cifra en 4000 participantes) se organizaron tres turnos en diferentes horas del día.

Vista general del Paddock


En buena compañía

Salida al circuito

Desde las gradas

Aparcamiento
Este año no había muchos espectáculos adicionales como en otras ediciones (stunt, carreras de lentos, etc) pero se compensaba con la presencia de Alex Rins que nos acompañó en la vuelta al circuito y para acabar y reponer fuerzas, además del bocata y la bebida, la organización nos sorprendió con una excelente torta de Almudevar. Desde aquí agradecer a todos los organizadores y voluntarios su esfuerzo y trabajo para hacer posible una ruta motera más con Aragón Radio. Más información se puede obtener en el siguiente enlace Ruta Motera.

Finalmente dejo estos vídeos de nuestra vuelta al circuito de Motorland rodeados de moteros.


 
En definitiva un día para pasar en familia con la moto y calentando motores para el próximo fin de semana donde Alcañiz se convertirá en el centro del motociclismo mundial... pero eso será ya otra entrada.

viernes, 24 de julio de 2015

Camino del Norte (V)

Comenzamos la última jornada de nuestro viaje por el norte de España. Nos levantamos no muy temprano y tomamos un buen desayuno en el restaurante Resinera: tostadas con tomate y aceite, bizcocho casero y unos buenos tazones de café con leche. Con esto ya tenemos energías suficientes para afrontar unos buenos kilómetros encima de la moto.

Salimos de Aranda de Duero por la N-122, entre viñedos coronados por rosales, no como adorno, sino para detectar las plagas que atacan a la vid y que se manifiestan primero en el rosal. Los viñedos son inmensos y se pierden en la lejanía como si fueran mares verdes cargados de uvas.

La N-122 nos lleva a pasar por la Vid, Langa de Duero, Soto de San Esteban y San Esteban de Gormaz. Hasta aquí el río Duero ha sido nuestro fiel compañero siempre al borde de la carretera, pero desde este punto mientras nosotros nos desviamos a la izquierda, el río toma rumbo a la derecha hacia su nacimiento en los picos de Urbión allá en tierras sorianas.

Continuamos viaje hasta llegar a El Burgo de Osma, donde realizamos la primera parada del día para contemplar una de las ciudades más recoletas de Castilla con gran cantidad de encantos escondidos entre sus calles y plazas. Visitamos la plaza Mayor, donde estacionamos las motos y contemplamos el magnífico ayuntamiento de la villa y el antiguo hospital de San Agustín, lugar de reposo de peregrinos y enfermos. Pasear por su calle Mayor rodeada de soportales de madera transporta al viandante a otros tiempos y otras costumbres. Siguiendo este paseo llegamos a la catedral de la Asunción que desde su imponente edificio proclama su importancia y la de la villa en que se enclava. Y como no sólo de arte se alimenta el cuerpo, tomamos el refrigerio correspondiente que ya nos hemos ganado a estas horas.

Traseras de la Catedral

Torre de la Catedral

Calle Mayor con soportales

Catedral de la Asunción

Plaza Mayor

Vista calle Mayor

Antiguo hospital de San Agustín

Plaza Mayor y Ayuntamiento
Fachada del hospital

Aquí en el Burgo dejamos la que hasta ahora ha sido nuestra guía, la N-122 y tomamos la más modesta CL-116, que nos lleva a Lodares de Osma y Hortezuela. Volvemos a reencontrarnos con el río Duero brevemente, que nos acompaña hasta dejarnos en Almazán. Seguimos por la CL-116 notando ya en el aire el olor al hogar, pues Aragón se divisa ya en lotananza. Más concretamente nos aproximamos a Monteagudo de las Vicarías, último pueblo castellano antes de entrar en tierras aragonesas. Ahora la CL-116 se convierte en la A-116 y, por fortuna, el cambio de denominación no se traduce en un cambio en las condiciones del asfalto, que siguen siendo buenas.

Embalse de la Tranquera
Llegamos de esta forma a la A-2, que utilizaremos durante unos cuantos kilómetros hasta el desvío de Alhama de Aragón, desde donde por la A-2502 nos lleva a Nuévalos cruzando el embalse de la Tranquera. Aquí toca una parada para tomar algo. La oferta es amplia, pues el cercano Monasterio de Piedra atrae un turismo permanente que llena la carretera de restaurantes y tiendas de recuerdos. Es pronto, así que tomamos un refrigerio tranquilos y con el restaurante casi vacío. Eso nos trae la consecuencia de un servicio rápido y atento.

Saliendo de Alhama de Aragón

Alhama al fondo


Saliendo de Nuévalos

Continuamos nuestro trayecto por carreteras cada vez más familiares. De Nuévalos salimos por la A-202 para tomar inmediatamente la A-2506, carretera que hasta Monterde y Abanto presenta algunas curvas pero que una vez pasado Cubel se convierte en una recta interminable con un firme en bastante mal estado. Además el calor empieza ya a apretar con ganas. 

Joaquín

Entre el típico paisaje turolense de extensas llanuras y poca vegetación llegamos a la Laguna de Gallocanta que podemos contemplar desde la carretera. Prácticamente la bordeamos, tomando la A-1507 en el pueblo de Bello, para pasar por Tornos y finalmente llegar a Calamocha donde paramos a comer en el restaurante Mariano, famoso por su espectacular cesta de navidad y por su cocina tradicional aragonesa. Coincidimos en el comedor con Manolo el del Bombo, todo un icono del fútbol español

Abanto
Cubel
Centro Interpretación de Gallocanta


Llegando a Calamocha

Compañeros en Calamocha

Ya sólo nos queda finalizar nuestro viaje hasta Alcañiz. El sol cae a plomo a esta hora de la tarde. De Calamocha salimos por la A-1508, en dirección a Navarrete del Río y Barranchina. Esta carrtera resulta muy entretenida y para mi es completamente nueva. Después de atravesar Torrecilla del Rebollar y Villanueva del Rebollar, salimos a la N-211 en Vivel del Río. Ya no la abandonaremos hasta el final de nuestro viaje en Alcañiz. Sólo una breve parada en la fuente de la Raposa para hidratarnos rompe la última tirada que nos dejará en casa.

Fuente de la Raposa en la N-211

Una vez más han sido 5 días fantásticos de moto, paisajes, carreteras, conversación, risas,... con la inestimable compañía de Joaquín, con quien es un placer compartir estos momentos.

 ¡Y que sean muchos más! 

Dejo un vídeo con las interminables rectas entre Cubel y Bello: 



jueves, 23 de julio de 2015

Camino del Norte (IV)

Nos levantamos después de un sueño reparador y dispuestos a afrontar nuestro cuarto día de viaje, esta vez ya totalmente metidos en tierras castellanas y con la intención de seguir parte del camino de Santiago francés a la inversa. Y, ¿qué mejor forma de empezar el día que con el espectacular desayuno con café y tostadas con mermelada casera que nos ofrecen en Casa Candana? Pues a las motos que hoy el día se presenta prometedor, no llueve y luce un sol que ya echábamos de menos.

Las motos bien recogidas por la noche
Última vista de Casa Candana
Iniciamos la marcha con un espléndido sol que ya echábamos de menos. Por una tranquila carretera LE-321 nos vamos acercando hasta León siguiendo el río Curueño, que queda patente en los nombres de todas las poblaciones que atravesamos: La Mata de Curueño, Santa Colomba de Curueño, Gallegos de Curueño, Barrillos de Curueño y así hasta el Barrio de Nta Señora donde tomamos la CL-624 que nos lleva a Villarente. Poco a poco vamos distinguiendo la enorme nube de humo negro provocada por el incendio de una planta de reciclaje de neumáticos, ocurrida hace ya varios días en Quintana del Castillo. Resulta impresionante verla a tantos kilómetros de distancia. 

Es aquí, en Villarente, donde tomamos el Camino de Satiago a la inversa, y pronto podemos ver ingentes cantidades de peregrinos que circulan por los caminos aledaños a la carretera. Estamos ya en la N-601 que nos lleva a Mansilla de las Mulas, Valdearcos y Santa Martas. Pronto abandonamos esta carretera por la N-121 que nos lleva a Sahagún y Carrión de los Condes, donde hacemos la primera parada del día. Buscando un lugar cómodo para aparcar las motos, nos encontramos de pronto en medio del mercado semanal, entre tenderetes y señoras comprando, que a pesar de nuestro atrevimiento no nos increpan demasiado. Conseguimos salir airosos y para a hacernos unas fotos y tomar un refrigerio.

Iglesia de Sta María del Camino

Detalle del pórtico

Vista del acceso
Moto y arte

Interior de la Iglesia
A la salida de Carrión de los Condes tomamos la P-980 que nos conduce hasta Frómista, otra de las insignes poblaciones del Camino de Santiago. Dadas las horas que son, la afluencia de peregrinos en los márgenes de la carretera comienza a descender, aunque todavía se ven desperdigados por la campiña castellana. Al poco de salir de Frómista tomamos un desvío a la izquierda por la P-432 que nos lleva a Mota de los Judíos y Castrojeriz. Estas carreteras comienzan a estar mal de firme y con mala señalización, lo que nos obliga a parar en algún cruce para comprobar que llevamos la dirección correcta. Y las carreteras siguen empeorando aún más cuando atravesamos Pampliega, Sta María del Campo, Mahamud y hasta llegar a Villahoz, donde nos incorporamos a la N-622. En Tordomar la abandonamos para tomar dirección sur atravesando Paúles del Agua, Villafruela, Torresandino y en Olmedillo de Roa desviarnos por la CL-619 en una carretera más transitable y casi paralelos ya al río Duero que nos dejará después de pasar por La Horra y Ventosilla en nuestro destino: Aranda de Duero.

Vista del Duero desde el puente de Piedra

Una cerveza a las puertas de la iglesia de Sta Maria

Detalle de la portada de la iglesia de Sta María

Curiosa casa arandina




















Iglesia de San Juan Bautista

Homenaje al Gral. Antonio Gutierrez de Otero 
A la bella ciudad de Aranda de Duero llegamos poco después de la hora de la comida. Lo primero era guardar las motos, bajar el equipaje y darnos una ducha. Pero dada la hora que era y el hambre que teníamos, pospusimos todas estas tareas para después de degustar unas fantásticas raciones en el restaurante Resinera.

Una vez repuestas las fuerzas nos preparamos para pasar una turística tarde por Aranda, donde perdimos la oportunidad de visitar sus bodegas subterráneas por llegar tarde por escasos minutos. Queda pendiente para una próxima visita. Aún así, disfrutamos de su casco antiguo, sus calles e iglesias y el bullicio de su gente en una agradable tarde de verano.
Vista del Duero

Puente romano