martes, 27 de abril de 2021

Salinas de Sástago-Bujaraloz, entre la industria, la naturaleza y la historia

Situadas en pleno desierto de los Monegros, a caballo en las comarcas de Los Monegros y la Ribera Baja del Ebro, entre las localidades de Sástago y Bujaraloz en la carretera A-2105, nos encontramos con varias saladas que forman parte de la lista de humedales de especial importancia en la comunidad autónoma de Aragón por ser cobijo de diversas aves acuáticas así como de otros tipos de fauna y flora muy particulares por estar especialmente adaptadas a las duras condiciones de vida de las salinas. 

Entre las múltiples saladas que podemos encontrar por la zona destaca la salada denominada del Rey o La Playa, la mayor de todas con una extensión de unas 230 hectáreas unas dimensiones de 2 por 3 kilómetros. Su importancia es tanto económica como estratégica desde el siglo XVI. Esta circunstancia le ha llevado a tener una historia de lo más interesante:

Vista general de la Salada La Playa


Ya desde tiempos inmemoriales se extraía sal de estas lagunas, pero es a partir del siglo XVI cuando comienza a hacerse en la salada La Playa de manera industrial y aparece de forma detallada en diversos documentos. Para ello a los largo de los siglos XVII y XVIII comienzan a construirse diversos edificios que servirán de almacenes, las balsas donde acumular el agua y las eras de evaporación, unas enormes piscinas enlosadas y muy poco profundas. En estas últimas se vertía el agua salada extraída de las balsas y los pozos y se dejaba durante más de un mes hasta que el agua evaporaba. A continuación se recogía la sal y se llevaba a los almacenes para su secado completo. Este proceso se hacía entre mayo y octubre, cuando el clima de la zona permitía un secado adecuado de la sal. Existen dos almacenes, actualmente casi en ruina completa, uno de mayor tamaño y más moderno en el que debían realizarse también tareas de comercialización y uno más pequeño destinado solo al almacenaje y secado de la sal extraída.

Balsa de evaporación

Edificio de almacenamiento y secado














La enorme importancia de la sal en esa época para la conservación de los alimentos, no en vano era denominada oro blanco, llevó a la creación en 1776 de una guardia especial que velaba por el cuidado y protección de la explotación, la Compañía Suelta de Fusileros de Aragón, que disponía de sus dependencias en el edificio más grande que puede contemplarse en todo el conjunto de la salada. Por ello es muy probable que existiese un destacamento permanente en la salada durante todo el año.


Edificio principal y acuartelamiento


Esta compañía tiene su origen en el acaudalado vecino de La Muela, Gerónimo de Torres Monreal, que propone al rey Carlos III la creación de un cuerpo formado por hombres honrados y adecuados al servicio para proteger a las gentes de bien de malhechores y maleantes por las tierras aragonesas. Así lo aprueba el rey en septiembre de 1766, y una de sus primeras funciones fue la defensa y custodia de la salada de Bujaraloz. Además este grupo militar participó en la guerra de la independencia en 1808. Finalmente se extinguió cuando se creó la Guardia Civil que asumió sus funciones en el año 1844.