miércoles, 22 de julio de 2015

Camino del Norte (III)

Tercer día de periplo y nos levantamos en Viveda ya con el día gris y la amenaza de lluvia sobre nuestras cabezas. Sobre el mapa hoy toca una de las jornadas más bonitas en conjunto de toda la ruta. Recorrer el norte de España en moto siempre resulta placentero. Los trajes de agua apenas se han secado, pero hay que ponérselos ya para volver a mojarlos otra vez. Desayuno potente y a la carretera.

El primer tramo de la etapa es realmente bonito. Por los pueblos que atravesamos y por el mar que permanece constantemente a nuestra derecha. Pasamos por Santillana del Mar, pueblo que merece la pena visitar, Cóbreces, Liandres, Comillas y así hasta llegar a San Vicente de la Barquera, todos ellos en la carretera CA-131. En San Vicente cogemos la N-634 que sale del pueblo con una espectacular subida y seguimos por ella hasta Unquera, en donde cambiamos de nacional y pasamos a la N-621 que nos conduce a Panes. El tráfico no es muy denso, y es que la A-8 absorbe de manera eficiente la gran cantidad de vehículos que pasan diariamente por esta zona de España. 

A partir de aquí volvemos a disfrutar de la conducción, al menos todo lo que el mal tiempo que llevamos nos permite. Transitamos por la AS-114 que hemos tomado en Panes. La carretera se ciñe fielmente al mítico río Cares y el paisaje es espectacular. Atravesamos Trescares, Poo de Cabrales, Carreña de Cabrales, Ortiguero, Avín, Benia de Onís, Corao,... todas ellas pequeñas aldeas con el encanto propio de la tierra asturiana. Teníamos pensado ir al mirador del Fito, pero dada la niebla y lluvia que se intuyen y que no dejarán que veamos nada, en Soto de Cangas cambiamos de planes y decidimos subir a Covadonga. Hacemos el recorrido acompañados por tres motoristas portugueses, uno de los cuales resulta ser una chica, cuestión que descubrimos al llegar al santuario y quitarnos los cascos. Paseo por la zona, fotos de rigor y vuelta a la moto, que aún quedan muchos kilómetros por delante.


Covadonga

Santuario al fondo




Con las motos es fácil aparcar





La misma AS-114 nos deposita mansamente en la archifamosa y demasiado turística Cangas de Onís. No paramos mucho, pues el tiempo y la lluvia no dan tregua. Pasamos por el famoso puente de Cangas pero sin foto. A partir de aquí por la N-625 primero y la N-634 después, atravesamos Arriondas, Infiesto y entre medias parada en el bar Sánchez para tomar algo caliente.


Bar Sánchez
En Infiesto nos desviamos por la AS-254 y de nuevo empieza lo bueno. Nos adentramos en una carretera donde el bosque que nos rodea es cada vez más espeso y su firme se hace cada vez más inestable. Además la niebla comienza a ser más densa, por lo que intuimos que a medida que vayamos subiendo la visibilidad será cada vez menor. Pasamos por Arenas de Beloncio, Peruyero, La Marea, Las Cuevas, Bueres, Orle y en Campo de Caso nos incorporamos a la AS-117 que nos conduce directamente al puerto de Tarna.



Aparte del mal tiempo que nos acompaña, la subida al puerto resulta lenta por lo bacheado y en mal estado que se encuentra el asfalto, lo que incluye zonas de gravilla que lo hacen peligroso. Nos tomamos la subida con calma, aunque la densa niebla nos impide disfrutar del hermoso paisaje que debe rodearnos. Dejamos a la derecha el pueblo de Tarna y al llegar a lo alto del puerto descubrimos un despliegue de Guardia Civil y coches de apoyo para una carrera ciclista que se desarrolla por los alrededores. Aunque seguimos el mismo trazado de la carrera, no encontramos la carretera cortada en ningún momento.


Inicio subida puerto de Tarna

Panorámica

Mal asfalto con gravilla suelta

Desvío a Tarna pueblo

Desvío a Cofiñal

Densa niebla en el alto de Tarna
Al atravesar el puerto el tiempo comienza a mejorar y llegamos a Cofiñal con un sol espléndido y cada vez menos nubes. Ya estamos en la LE-333 que nos lleva a Puebla de Lillo donde cambiamos a la LE-331 que nos hace bordear el embalse de Pomar. Pronto llegamos a Boñar donde la CL-626 nos conduce a la Vecilla y siguiendo el curso del río Curueño por la LE-321 llegamos a la Candana de Curueño, donde tenemos el alojamiento para esta noche. Se trata de Casa Candana, un local muy ecléptico, en palabras de su dueña, donde nos tratan fenomenal y dormimos de maravilla en la tranquilidad del entorno.



Casa Candana
Interior de la casa


Iglesia de la Candana de Curueño

Río Curueño
Aquí, en la Candana de Curueño, nos enteramos que este valle del río Curueño es muy famoso internacionalmente por la cría de gallos destinados a crear con sus plumas moscas para la pesca. Alrededor de esta práctica hay una curiosa industria a la que se dedica numerosa población de la zona. También son famosas sus rutas senderistas que permiten disfrutar de un paisaje inigualable de esta zona de la provincia de León.

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