domingo, 14 de septiembre de 2014

A Logroño siguiendo el Ebro

Después de leer en la revista LaMoto una serie de reportajes sobre viajes siguiendo los ríos más importantes de nuestra geografía, se me ocurre ir hasta Logroño siguiendo el curso del Ebro y pasar un fin de semana de ¿vinos?. Noooo, de carreras pedestres, pues se celebra allí la I media maratón y maratón ciudad de Logroño. Preparo la ruta, elijo las carreteras, cargo el equipaje y para La Rioja que me voy.

Hasta Zaragoza la carretera es de sobra conocida y salvo algún tramo entretenido por sus curvas, en general es bastante aburrida y con mucho tráfico. Así por la N-232 llego a la capital aragonesa y tomo la Z-40 que circunvala la ciudad y me deja en la A-68 que sigue hasta Alagón, donde me desvío a la derecha y tomo la A-126. Paro en el coqueto pueblo de Remolinos, donde reposto gasolina y tomo un pequeño tentempié. Nunca había estado aquí, pero me sorprende la amabilidad de sus gentes que enseguida se interesan de donde vengo y a donde voy con la moto.

A la salida de Remolinos es donde me encuentro con una A-126 que da pena atravesar. Está completamente parcheada, hay gravilla suelta, no tiene arcén, es zona agrícola con la consiguiente presencia de tractores y maquinaria del campo, en definitiva, un verdadero peligro. Me resigno a llevar esta carretera hasta el límite con Navarra, pero afortunadamente sólo son 12 ó 15 kilómetros malos, después la carretera vuelve a la normalidad. Y se transforma en fantástica cuando llegamos a Navarra y se convierte en la NA-126. ¡Menuda diferencia!

Campos regados por el Ebro
A partir de aquí comienzan a aparecer ya las primeras formaciones de la Bárdenas Reales, cuyo parque natural puede vislumbrarse a la derecha de la carretera. La ciudad de Tudela ofrece también unas magníficas vistas desde la carretera. No me detengo en sus calles, pero me prometo volver con más calma y pasear tranquilamente descubriendo los muchos secreto y maravillas que alberga.


Tudela al fondo
En cuanto al Ebro, gran protagonista de nuestra excursión, va apareciendo y desapareciendo intermitentemente desde la carrtera. Su presencia se siente siempre a través de los campos de regadíos y huertas, pero no siempre se ve. Sólo lo atravesaremos en dos puntos de todo nuestro recorrido, al poco de haber cruzado Alagón y ya en Logroño a través del precioso Puente de Piedra.  

Seguimos por la NA-134 atravesando pueblos como Árguedas, Valtierra, Cadreita. Digo atravesando, pero realmente todos ellos cuentan con circunvalación, por lo que nos es necesario atravesar sus calles. De esta manera llegamos a Azagra y poco después a San Adrián, pueblo navarro donde se confunden sus costumbres con la riojanas influenciado por la cercana Calahorra.

El camino sigue atravesando Cárcar, Lodosa y finalmente Mendavía, donde el paisaje se convierte ya en polígonos industriales continuos que no nos abandonan hasta la próxima Logroño. Sin abandonar la NA-134, merece la pena la entrada en Logroño por el Puente de Piedra. Esto marca el final del viaje.

Llegada al destino


Santa María de Palacio

Concatedral de Logroño

Estatua de Espartero


Vista desde el Puente de Piedra

Mercado de la huerta

No hay comentarios:

Publicar un comentario