jueves, 8 de agosto de 2013

Conexión 2182 km (I)

Desde que tengo moto, me hacía una enorme ilusión conectar en un viaje mi pueblo de acogida y mi pueblo de nacimiento. Éstos son Alcañiz, en Teruel y Fregenal de la Sierra, en Badajoz. Por supuesto no quería pisar autovías y deseaba aprovechar para ver todo lo que encontrase en mi camino. Además tuve la suerte de que a otro compañero motero le gustó la idea y decidió venirse conmigo, así que miel sobre ojuelas.

Tras varios meses planificando la ruta, decidí ir por el sur de Madrid (Cuenca, Ciudad Real, Mérida,...) y volver por el norte de la capital (Cáceres, Ávila, Segovia,...). Haría unos 500 kms diarios, lo justo para avanzar, pero suficientes para no cansarse y poder ver lo que nos apetecieses en cada momento. El sueño ya estaba en marcha...

Pues ese pequeño sueño ya se ha cumplido. Han sido un total de 2182 kilómetros y muchas cosas vistas y disfrutadas. Esto es un pequeño resumen del viaje:

Día 1:

Salimos de Alcañiz a las 8:30 dirección Teruel por la N-211 hasta la Venta de la Pintada, pasado Gargallo. En este punto nos desviamos hacia Ejulve y puedo decir que desde Ejulve hasta Villarluengo he visto la peor carretera del mundo. Preciosos los paisajes que la rodean, típicas tierras yermas turolenses, pero un firme infernal y lleno de curvas con piedras en medio y algún que otro charco inmenso de las tormentas del día anterior. Además unos barrancos tremendos sin guardarraíles (aunque parezca mentira, casi los hecho de menos en algún tramo). En Villarluengo disfrutamos de un enorme almuerzo servido por Josefina.

Después del almuerzo continuamos por carreteras más decentes hasta Teruel. No paramos en la capital por tenerla de sobra conocida, así que enfilamos dirección Cuenca. La N-420 que lleva de Teruel a Cuenca me gustó mucho, curvas, paisajes preciosos y mucha tranquilidad, que podía ser debida a la hora, pues pasábamos sobre las 14:00.

Paramos a tomar algo en Cañete, pues ya pasaba de sobra la hora de comer razonable y aquí decidimos enfilar hacia Cuenca por el parque de Palancares y Tierra Muerta, haciendo más kilómetros pero rodeados por un paisaje magnífico con inmensos bosques de pinos. Por aquí seguimos el curso del río Júcar.

Antes de llegar a Cuenca, paramos en el Ventano del Diablo, un lugar casi mágico con unas vistas preciosas sobre el río Júcar.






Así llegamos a Cuenca y parada obligada para visitar la ciudad, en la que yo nunca había estado. Visitamos el Parador de Turismo y las famosas casa colgantes, que menos.
















Desde aquí nos dirigimos por carreteras rectas y rodeados de típicos campos manchegos hasta el pueblo que aguardaba nuestro descanso, Belmonte. Nos alojamos en la Hospedería Palacio Buenavista, un lugar tranquilo y con encanto, con un patio interior digno de disfrutarse (y parking para guardar las motos).



Esta es la ruta de la primera etapa completa:


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