domingo, 9 de diciembre de 2018

Laguna de Gallocanta y Cesta de Navidad de Mariano

Aprovechando el espléndido domingo que amanece, con un sol reluciente que enmascara un frío que no parece posible, nos decidimos Joaquín y yo a visitar la laguna de Gallocanta. En invierno es una verdadera delicia contemplar los millares de aves que la utilizan como lugar para pasar el invierno.

La ruta que elegimos nos va a llevar por Andorra, Oliete hasta Muniesa por la carretera A-1401. Desde aquí tomamos el desvío a Cortes de Aragón. La A-2514 nos lleva a Segura de Baños y Fonfría, donde al pasar por el alto que lleva el mismo nombre comprobamos que es aquí, en este Teruel profundo, donde realmente hace frío de verdad. Los puños calefactables de la moto funcionanado a tope de potencia y aún así las manos se quedan congeladas por la parte exterior. Joaquín me confirmaría después que estuvimos entre 2º y 4ºC.

En Fonfría tomamos la A-2513 que tras atravesar las pequeñas poblaciones de Olalla y Cutanda nos deja en Navarrete del Río a las puertas de Calamocha. Intentamos tomar un café en el archifamoso restaurante de Mariano, donde cada navidad se rifa una cesta por valor de medio millón de euros. Este año destaca el hermoso BMW i8 coupe que corona la entrada al recinto. Pero el domingo por la mañana permanece cerrado, así que nos tomamos un merecido café calentito con churros en el restaurante que hay justo enfrente.


Con el cuerpo un poco más entonado después de sacudirnos el frío que hemos pasado, vamos hacia la laguna por su margen izquierda, hacia el observatorio y centro de interpretación que se encuentra al pasar la localidad de Bello. Desde allí podemos observar millares de grullas repartidas por los campos de labor picoteando en busca de las semillas. Y cientos de ellas volando de acá para allá en esa característica formación en flecha. Es impresionante verlas y oírlas graznar.
Grullas en pleno vuelo
Después de esta primera parada vamos hasta Las Cuerlas, un pequeño pueblo agrícola y ganadero donde tomamos el camino de tierra que lleva a la ermita del Buen Acuerdo, que data del siglo XIII y debe su nombre a la Virgen del Buen Acuerdo. Cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen estaba disputada por los pueblos de Gallocanta y Velilla de Jiloca, pero la Virgen se apareció a una pastorcita que le pidió un milagro. Dicho milagro culminó con la Virgen en la ermita, que era el sitio donde quería estar para escuchar el canto de los pájaros y los dos pueblos en buena lid.



Ermita del Buen Acuerdo


Seguimos por el camino de tierra que nos lleva hasta la población de Gallocanta rodeando la laguna. Pasado el pueblo paramos en el segundo centro de interpretación con que cuenta la laguna, este más grande, moderno y equipado. La entrada cuesta 2€ que creo están más que justificados para contemplar un espacio dedicado íntegramente a las aves, fauna y flora que puebla este entorno. Es muy adecuado para asistir con niños, ya que abundan los paneles y actividades interactivas que hacen muy amena la visita.

Centro de interpretación

Vista de la laguna de Gallocanta



















Una vez visitado el centro iniciamos el camino de vuelta con la intención de parar a almorzar algo, pues se ha hecho tarde y aún nos queda un rato hasta llegar a casa. Tomamos el camino que nos permite bordear completamente la laguna, pasando por El Berrueco y Tornos. Aquí paramos a almorzar en el restaurante-asador Las Grullas. Una última parada para repostar en Calamocha y ya sin parar de vuelta hacia Alcañiz, en esta ocasión por la vía rápida de la N-211.

No hay comentarios:

Publicar un comentario