lunes, 30 de abril de 2018

Camino del Cid por Guadalajara

Con lanzas y con espadas hemos de resistir si no en esta dura tierra no podríamos vivir

Cantar del Mio Cid

Tierras duras de gentes nobles. Esto lo supo mejor que nadie Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, que recorrió estos parajes en sus innumerables correrías y dejó vestigios, historias y leyendas que nosotros ahora podemos recordar al pie de donde se produjeron. El Camino del Cid en esta provincia recorre algo más de 300 kilómetros por carreteras ideales para ir en moto que nos permiten conocer enclaves llenos de historia y atravesar parajes naturales de una belleza sin igual, recordando la legendaria andadura que un día hace muchos siglos realizó el Cid.

Partimos de la ciudad de Guadalajara, desconocida y tranquila que encierra el encanto de las ciudades sencillas y agradables de visitar y cómodas para vivir. Un paseo por sus calles descubre la perfecta armonía de la ciudad moderna que en absoluto rivaliza con su rico legado histórico. Destaca el Palacio del Infantado, su monumento más emblemático.

Homenaje al Comendador

Palacio del Infantado
Aquí comienza lo que se conoce como ramal de Álvar Fáñez, en honor al lugarteniente del Cid que con poco más de 200 hombres saqueó la ribera del Henares para abastecer a las tropas de su señor.

Salimos a la atestada A2 para dejarla inmediatamente por la CM-1003 que nos conduce hasta nuestro primer destino del día, Tórtola de Henares. Primera parada y primer sello en el pasaporte. En el ayuntamiento la atención es exquisita y me comentan las bondades de un pueblo que se ve sumamente arreglado y coqueto.

Continuamos camino hacia Torre del Burgo por la misma CM-1003 que no abandonaremos en muchos kilómetros. La siguiente parada la hacemos en Hita. La visita a la patria chica del Arcipreste es obligada y bien merece la pena. La oficina de turismo está cerrada, así que nos sellan el pasaporte en el ayuntamiento.


Desde la casa del Arcipreste

Monumento

Plaza de Hita con el pórtico de entrada

Plaza de Hita
Atravesamos las poblaciones de Padilla de Hita y Miralrío, antes de llegar a Jadraque. Este tramo se conoce como Tierras de Frontera. La carretera que nos acerca discurre por la parte alta de una meseta que cae en picado hasta una fértil llanura que se divisa en la parte baja. Las curvas cerradas hacen de este tramo una diversión para ir en moto. Nos recibe el imponente castillo del Cid, a las afueras de Jadraque. Aquí conseguimos un sello más en el salvoconducto.
Camino a Jadraque

Castillo del Cid


Casa de Iván Arias de Saavedra
Plaza de Jadraque
Seguimos la ruta por Bujalaro, Matillas y Mandayona, donde tomamos la CM-1101 para dirigirnos a Sigüenza. Esta es otra de las grandes joyas de la ruta, en la que destaca su imponente castillo convertido en Parador de Turismo y la Catedral. En su oficina de turismo nos sellan el pasaporte y nos regalan un pin conmemorativo del Camino del Cid de recuerdo.

Catedral de Sigüenza
Chapas del Camino del Cid
La N-211 desde Alcolea del Pinar nos lleva hacia Aragón, aunque antes hemos de desviarnos para visitar Anguita y Luzón, dos pueblos de la ruta a los que se llega por carreteras estrechas y despobladas y paisajes armoniosos. Atravesamos por la GU-936, GU-937 y la GU-947 que nos devuelve de nuevo a la N-211. Es una delicia conducir por aquí entre la soledad de estos rincones milenarios.

Antes de llegar a Molina de Aragón, visitamos Corduente y su impresionante castillo. En este tramo la carretera CM-2015 se presenta muy rota y bacheada con zonas de mucha gravilla suelta. Compensan los bosques inmensos de pinos que nos rodean y que parecen no tener fin.
De camino a Corduente

Inmensos pinares
La siguiente parada es otra de las grandes ciudades de este viaje, Molina de Aragón. Su historia es amplia como atestigua su magestuoso castillo que preside la villa desde muchos kilómetros a la redonda. No en vano aquí habitó María Alfonso de Meneses, señora de Molina y reina consorte de Castilla al casar con Sancho IV. Nuevo sello en la oficina de turismo y a seguir la ruta.

La nueva parada es en el Pobo de Dueñas, donde el amable dueño de la casa rural La Dueña nos sella el salvoconducto y se interesa por nuestro viaje. El día sigue amenazando lluvía, cada vez con más intensidad, así que no paramos mucho rato y arrancamos pronto la moto.

Ayuntamiento de El Pobo de Dueñas

Parada en Monreal del Campo con la oficina de turismo ya cerrada, así que nos quedamos sin sello en el salvoconducto. A cambio nos desquitamos con un buen almuerzo en el restaurante El Botero para reponer fuerzas  y acabar el viaje.  

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