Después de varios meses mirando rutas y opciones para cruzar los Pirineos de mar a océano, llega el día de emprender la marcha. Todo listo, las motos a punto y un día magnífico que se abre ante nosotros a las 8:00 de la mañana. Salimos de Alcañiz en dirección Caspe por la N-211, con un día soleado y muy agradable. Pasamos Mequinenza bordeando el embalse del mismo nombre, Fraga y aquí tomamos la A-2 que nos llevará hasta Lérida. Una vez llegados a Lérida tomamos el desvío a la izquierda que nos lleva por la C-13 hasta Balaguer, aunque no hay que entrar en la población. Aquí el sol comienza a ocultarse tras las nubes intermitentemente. Puede que las previsiones de lluvia vayan a cumplirse...
Ahora toca coger la C-26 que nos conduce hasta Artesa de Segre, una bonita población ideal para hacer la primera parada y tomar algún tentempie.
Seguimos viaje por la C-14 y ahora ya son las nubes las que predominan sobre los claros. La amenaza de lluvia parece que va convirtiéndose en una realidad. Pasamos Ponts y después de bordear el Pantano de Rialb, volvemos a tomar la C-26 que nos llevará hasta Berga, pasando por Solsona y Naves, en uno de los tramos más bonitos y entretenidos del día. Carretera con buen firme y llenas de curvas, que con un tráfico escaso. Una delicia.
Llegando a Ripoll paramos a ponernos los trajes de lluvia porque la amenaza que traíamos desde hace ya rato se empieza a convertir en realidad. Y en Ripoll nos vemos obligados a parar en una gasolinera abandonada porque comienza a caer el diluvio universal. Allí coincidimos con una familia en coche que ha atascado la rueda delantera y una pareja francesa que también viaja en moto. La espera se hace entretenida y la lluvia parece no cesar. Finalmente y después de aminorar un poco la intensidad de los chubascos nos decidimos a continuar hacia Besalú, con la calzada totalmente mojada y extremando la precaución para no llevarnos ningún susto.
En Besalú nos desviamos por la N-260 hasta Figueres y de aquí a Roses por la C-260. El tramo de Roses a Cadaqués lo hacemos ya sin lluvia y por la GI-614, con unas vistas magníficas aunque con una densidad de tráfico propias de la hora y del lugar turístico al que nos dirigimos.
Precisamente Cadaqués me sorprende por la cantidad de coches, gentes, tiendas, restaurantes, etc. Todo montado para un turismo masivo que hace perder el encanto de población pesquera recóndita y apacible que debió ser cuando Dalí la eligió como residencia habitual para su retiro.
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Cadaqués por la noche |
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Puerto de Cadaqués |
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Típica imagen de Cadaqués |
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Última vista de Cadaqués |
Debido a la imposibilidad de construir hoteles por falta de sitio, proliferan en Cadaqués las casas particulares que ofrecen habitaciones a los turistas. Pernoctamos en una de estas casas donde disponemos de habitación doble y baño compartido. Antes de salir a pasear por Cadaqués toca ducha y encontrar la manera de secar guantes y traje de lluvia para el día siguiente.
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