lunes, 11 de julio de 2016

Ruta Cevennes (I)

Tocaba decidir hacia donde dirigiríamos nuestras ruedas este verano que poco a poco se aproximaba y eran varias las opciones que barajábamos, pero ninguna nos convencía demasiado. En esta tesitura nos encontrábamos allá por el mes de mayo, cuando cae en mis manos un nuevo ejemplar de la revista SoloMoto30 y en su magnífica sección Zona Rutera, aparece un artículo de un viaje al Parque Natural Cevennes y Gargantas del Tarn, en el sureste francés. Estaba ilustrado con diversas fotografías de carreteras y paisajes espectaculares, así que de golpe y porrazo se habían solucionado nuestras dudas...iríamos al PN de Cevennes.

Dada su ubicación la primera etapa iba a ser un poco larga y de transición, sin mucho atractivo y con demasiados kilómetros. Llegaríamos hasta Carcassonne, hermosa ciudad medieval en la que merece la pena detenerse y contemplar con tranquilidad. Por ello, salimos pronto con las primeras luces del día para tomarlo con calma. Cruzamos el divertido tramo de curvas que enlaza Caspe con Mequinenza por la N-211, de sobra conocido y aquí con la idea de evitar la autovía nos desviamos cruzando el puente sobre el embalse de Mequinenza para incorporarnos a la A-2414, que después de atravesar localidades como Serós, Aitona o Soses nos deja en Lérida por la N-II. Evitamos de esta manera autovía, pero no rotondas y poblaciones. 

Iniciamos a partir de aquí un tramo por la C-13 bastante incómodo, lleno de rotondas y con mucho tráfico pesado. En Balaguer se convierte en la C-26, pero igual de aburrida hasta llegar a Artesa de Segre. Nos anima ver al fondo las montañas pirenaicas que poco a poco comienzan a asomarse en nuestro horizonte. La primera parada obligada la hacemos en el museo de la moto de Bassella. Aquí el paisaje ya ha cambiado, la afluencia motera comienza a incrementarse y después de un ligero refrigerio nuestro ánimo también mejora.
Museo de la moto de Bassella


A partir de aqui tomamos la C-14 que nos dirige dirección norte directamente al Pirineo, pasando por el Coll de Nargó y las bonitas vistas del pantano de Oliana en el río Segre. En Adrall cogemos la N-260 que paralelamente al eje pirenaico y pasando por La Seu d'Urgell nos conduce a Puigcerdá. Nuevamente nos sumergimos en la vorágine del denso tráfico. Aprovechamos para repostar antes de entrar en Francia en la Repsol de Puigcerdá, aunque comprobamos que el precio del combustible no se va a llevar mucha diferencia con los precios franceses.

La N-260 ya nos ha dejado un buen sabor de boca por las curvas y los paisajes, pero lo más interesante de la jornada lo esperamos a partir de ahora ya en suelo francés. Realizamos los primeros kilómetros por la N-116. Nos adentramos en tierras cátaras, rodeados de vegetación y grandes elevaciones. En Mont Louis dejamos la N116 y tomamos la D118 que nos llevará hasta nuestro destino en Carcassonne, pasando por el impresionante castillo de Usson, último reducto cátaro antes de la desaparición de la orden, Axat, Saint-Martin-Lys y la pintoresca ciudad de Quillan, donde antes de abordarla paramos a comer en una agradable piscifactoría.



Tu mismo pescas tu trucha

Parada para el almuerzo
Ya sólo queda llegar a Carcassonne por carreteras cada vez más concurridas (mucho más al pasar por el núcleo urbano de Limoux) y con una ligera lluvia que no llega a más, por lo que ni siquiera tenemos que sacar los trajes impermeables. Accedemos a la ciudad por la parte este, lo que nos permite contemplar la Cité medieval en todo su esplendor. Lástima no llevar la cámara para captar estos momentos y estas espectaculares vistas de la ciudad. 


La Cité nos recibe


Catedral desde la entrada


Puerta de acceso

Murallas externas

Diversas vistas de la Cité
Llegamos al hotel que habíamos reservado y que se encuentra justo al lado de la monumental ciudad medieval, el Hotel Espace Cité, muy recomendable y con un parking (no cubierto) privado ideal para dejar las motos. Ducha de rigor y a visitar la ciudad, que hay mucho que ver. Y después del turismo la merecida cena con la que llevábamos soñando gran parte de la jornada.


Merecida cena en Carcassonne

Preciosa de día, impresionante de noche

 

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