viernes, 6 de marzo de 2015

Gelsa-Caspe y un Ebro desbordado.

Dejamos la concurrida e incómoda N-II después de pasar Bujaraloz para tomar la A-1105 que nos lleva directamente hasta Gelsa y a nuestro encuentro con el río Ebro. La carretera no es nada confortable, está muy parcheada, el firme es muy irregular y la moto iba vibrando continuamente. Eso si, la carretera no puede ser más tranquila pues la circulación brilla por su ausencia. Después de varias rotondas dejamos Gelsa a la izquierda y nos encaminamos al puente que cruza el Ebro y nos conecta con la A-221. Como era de esperar el río bajaba espectacular...


Por la A-221 se baja prácticamente paralelo al Ebro y nos permite vistas privilegiadas del río. En Sástago los meandros que forma en torno al pueblo son dignos de admirar. La carretera es muy entretenida en este tramo, tanto por las vistas que ofrece como las curvas y subidas y bajadas que nos hace sentir subidos en una montaña rusa. Cruzamos el Ebro por el majestuoso puente de Sástago que aparece imponente a medida que nos acercamos a él. Este puente se construyó después de la guerra civil para sustituir al original de hierro que había sido derribado con dinamita. La última remodelación data de 1988.

Río Ebro con Gelsa al fondo

A-221 paralela al río Ebro

Entrada a Sástago

Edificios modernistas de la central hidroeléctrica en Sástago

Puente sobre el Ebro


Mirador de los meandros al fondo














Siguiendo la A-221 y tomando un desvío a la derecha, a unos 5 kilómetros llegamos a Escatrón. Este pueblo se encuentra situado frente al conocido Monasterio de Rueda. Este pueblo creció de manera sustancial en la década de 1940 al abrigo de la central termoeléctrica, hoy en día cerrada. Así puede distinguirse el pueblo antiguo y el pueblo nuevo que albergó a los trabajadores de la central hasta su cierre.

De camino a Escatrón el Ebro lo inunda todo

Meandros del Ebro

Hasta Escatrón la carretera es muy entretenida

Central termoeléctrica de Escatrón

Río Ebro con Escatrón al fondo












Una vez pasado Escatrón la carretera está muy bien de firme pero no tiene mucho interés, pues las rectas se suceden kilómetro tras kilómetro. El tráfico a estas horas de la tarde también se hace más denso. Rodando hacia el anochecer y con algo de frío ya en el cuerpo, llegamos a Caspe y contemplamos como el embalse del Mar de Aragón está lleno a rebosar, además de cubierto de troncos, ramas y vegetación que el río ha ido arrastrando hasta aquí. Muchas ilusiones y trabajo de agricultores y ganaderos de aguas arriba también han sido arrastrados por la corriente desatada de un Ebro furioso. Poco a poco todo volverá a la calma...

Ya sólo quedan grandes rectas hasta Caspe

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